lunes, 9 de febrero de 2009

IV) REPÚBLICA

El paso hacia el sistema republicano no consiste simplemente en un cambio en la jefatura del estado, es un cambio estructural profundo y complejo que implica una nueva concepción de la ciudadanía respecto de la política.
Con él, se crea una ciudadanía que pasa de ser súbita (clientes que reciben un servicio y lo valoran desde fuera) a ser verdaderos miembros de pleno derecho del aparato político, es decir, elementos decisivos en la solución de conflictos sociales. Además, este sistema representa un cambio real en la participación ciudadana, al quedar abiertas las opciones reales de alcanzar la jefatura del estado a todos los ciudadanos del país, ejerciendo una democratización práctica de la sociedad desde la base hasta su más alta representación.

España carga anualmente en sus presupuestos generales con manutenciones, exenciones y beneficios unidireccionales hacia la familia real, por lo que la abolición pacífica y sincera de la obsoleta monarquía española con la renuncia por sí y sus descendientes del regente de la corona en el momento de proclamarse oficialmente la voluntad del pueblo soberano es, no solo un ejercicio de democracia pura, si no también un ejercicio de sanidad económica.

La propia existencia de una familia reinante es un concepto incompatible con ciertas ideas y conceptos básicos dentro del estado realmente democrático, universalmente social y de derecho general.
  • Un rey "irresponsable" ante la ley es incompatible con la igualdad de los ciudadanos de un estado.
  • Un estado que se hereda por derecho de sangre es incompatible con la libertad, la participación democrática y la limitación de la propiedad privada.
  • Una estructura del estado, su jefatura, que mantiene en el más absoluto secreto sus cuentas económicas, es incompatible con un régimen democrático.
  • Una familia que patrimonializa las propiedades del pueblo, es incompatible con la defensa de lo público.
  • Un rey al que no se le puede cuestionar, por ser delito, es incompatible con la libertad de expresión y la igualdad de derechos.

En definitiva, una monarquía basada en el derecho divino y en la transmisión por la sangre de la capacidad de gobernar es plenamente incompatible con la racionalidad y la sensatez. Por ello, el pleno desarrollo del sistema de asambleas permitirá el gigantesco paso de instaurar una jefatura del estado de nivel popular como contrapeso de una jefatura de gobierno de índole estrictamente política, sometiendo al fín a los administradores al puesto secundario que les corresponde, por debajo de los ciudadanos productores. Se crea así un sistema doblemente democrático, con una democracia representativa en la gestión y una democracia participativa en la supervisión.

...Continuará...

1 comentario:

Unknown dijo...

"Es un hijo de un crápula..."

www.nicolasespositochedel.com