sábado, 21 de febrero de 2009

V) LAICISMO

El ámbito espiritual está unido al político desde el principio de los tiempos como elemento de cohesión social. La religión crea estado mediante la cohesión de sus miembros y el estado crea religión con la sumisión de sus súbditos. Así, cuando se quieren crear súbditos se fomenta la religión y por eso mismo, cuando se quieren crear hombres y mujeres libres se trabaja para separar estos dos aspectos de la sociedad.

Esta beneficiosa simbiosis se lleva produciendo desde los albores de la humanidad, cuando la producción dejó de ser de subsistencia y se crearon excedentes, cuando algunos miembros de las tribus y clanes tuvieron tiempo de convertirse en administradores y sacerdotes que no están obligados a colaborar en la producción. El germen de la nobleza y de la iglesia.

Sin embargo, el ordenamiento espiritual es una institución que, a pesar de sus pretensiones, no puede reclamar un papel político al basarse en una realidad subjetiva y sobre todo voluntario de los individuos.
Por eso, rechazamos el papel privilegiado de la iglesia católica en el supuestamente aconfesionl estado español y reclamamos un estado laico en el que las convicciones individuales y personales de cada individuo sean un asunto privado y personal sin intervención alguna en aspectos públicos como la sanidad, la educación, la justicia etc...

La presencia mediática del catolicismo (muy influido por el reciente pasado de unión fraternal con el nacionalismo franquista) llega a resultar problemático a la hora de desconectar la acción espiritual de la vida polítia y social del estado, aprovechando su aún potente influencia inercial en la ciudadanía, no duda en esgrimir argumentos morales de su propia doctrina como si de normas de general cumplimiento se tratasen para evitar su desactivación como parte integrante del aparato del estado.

Asimismo, este papel desestabilizador le ha llevado a enfrentarse abiertamente con las posturas más progresistas y avanzadas del espectro político y, por reflejo, a acercarse a las más reaccionarias formas de tradicionalismo antisistema, sin plantearse moralmente la conveniencia de estas alianzas y reforzando con ello la imagende conservadurismo heredada del pasado.

Así pues, las religiones como adscripción voluntaria derivada de un proceso de análiis profundo de la realidad que nos rodea, han de ser relegadas al ámbito privado de la sociedad en todos sus aspectos, desde su labor educativa a su labor de adoctrinamiento moral y nunca más presentarse como un elemento más de la sociedad civil de un estado formado por hombres y mujeres libres, verdaderos dueños de sus vidas y de sus espíritus.

Continuará...

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